sábado, 27 de agosto de 2016

Cañones electromagnéticos y defensa antimisil, la falsa promesa revolucionaria.


Cada vez es más frecuente ver artículos en sitios especializados y en prensa sobre los cañones electromagnéticos (Electro Magnetic Rail Gun o EMRG), artículos que dicen que la defensa antimisil puede ser revolucionada por este tipo de cañones, que actualmente están en desarrollo para la marina pero que pueden instalarse también en tierra. En este artículo del National Interest se dice nada más y nada menos que la amenaza misil de Corea del Norte puede ser anulada por los EMRG y la supuesta revolución que suponen.

La mentira o falsa promesa de la revolución de los EMRG.

Las razones para apoyar el argumento se pueden resumir en tres.

1) Son armas antimisiles mucho más baratas que las actuales, si los misiles antimisiles actuales pueden llegar a costar 10 millones de dólares, cada munición disparada desde un EMRG costará 25.000/50.000 dólares (ver este artículo del WSJ).

2) Se incrementa el número de disparos antimisiles, si un destructor puede llevar unos 90 misiles antimisiles, mientras que el mismo buque con un EMRG podría transportar 1.000 cargas.

3) Además de funciones defensivas antimisiles, los cañones electromagnéticos tienen una función ofensiva nada desdeñable, ya que pueden atacar a mucha mayor distancia que los cañones actuales, por lo que (por ejemplo) pueden atacar en tierra a los misiles enemigos de manera mucho más rápida y barata a lo que podría hacer la aviación (los F-15K coreanos tardarían mucho más tiempo en ir hasta el objetivo localizado y atacarlo, pudiendo quedar la información desfasada).

Visto de ese modo, la Disuasión Activa surcoreana, que analicé en este blog hace dos años y que es la base estratégica disuasiva de la actual política de defensa coreana, podría cumplimentarse con los EMRG de manera mucho más barata y eficaz que con la combinación "tradicional" de misiles antimisiles, aviación de ataque y misiles balísticos y de crucero en la que se fundamenta actualmente. Los cañones electromagnéticos realmente revolucionarían la estructura de la fuerza antimisil tanto en su vertiente defensiva (derribar misiles) como ofensiva (destruirlos en tierra).

Los límites de los cañones electromagnéticos.

Aunque los EMRG, de culminar su fase de desarrollo, seguramente sí tengan una función en la arquitectura antimisil del futuro en las fuerzas armadas de EEUU, en realidad tendrán una función muy limitada.

1) La primera razón de que esto será así es que tienen solo un alcance antimisil de unas 20 o 30 millas náuticas, tanto para el cañón de 32 megajulios que se está desarrollando en la actualidad como para la versión de más de 60 que pueda haber en un futuro. El motivo es que la alta velocidad de la munición y lo pequeño de sus superficies de control, apenas da capacidad de maniobra al proyectil para corregir su trayectoria, por lo que más allá de esa distancia hacer un disparo balístico perfecto contra un blanco en movimiento es prácticamente imposible. A muy corta distancia tampoco tendría demasiada utilidad.

Por lo tanto, una defensa antimisil no puede basarse solo en cañones electromagnéticos porque la defensa estaría limitada a solo una capa defensiva, mientras que durante el resto de la trayectoria de vuelo del misil enemigo estos serían inmunes. Además, un alcance tan limitido, requeriría construir una cantidad enorme de cañones a lo largo y ancho del país para gozar de defensa antimisil. Vean, para hacerse una idea, el siguiente gráfico en el que se superponen los alcances de las diferentes defensas antimisiles y antiaéreas en Filipinas.


2) La segunda razón de que tendrá una función limitada, es que no pueden atacar blancos que maniobren. Dado que los proyectiles de los EMRG casi no pueden maniobrar, no pueden ser efectivos contra misiles de crucero que puedan maniobrar en la fase terminal, contra aviones, etc. Por ese motivo, la estructura de una defensa antimisil no puede estar basada solamente (ni mayoritariamente) en cañones electromagnéticos. Las intalaciones antimisiles de los EMRG podrían ser atacadas y destruidas por misiles de crucero, dejando luego el camino expedito para los misiles balísticos (que sí pueden interceptar los EMRG en su fase terminal de 20 o 30 millas náuticas).

Vean esta representación de ataque con misiles de crucero hipersónicos, que tienen una alta capacidad de maniobra en la fase terminal, contra Guam por parte de China.


3) La tercera razón es que los EMRG tienen una cadencia de disparo muy baja, de solamente 6 o 10 disparos por minuto, comparados con las varias decenas de disparo por minuto que pueden hacerse con los misiles. Por lo tanto, un ataque de varios misiles balísticos podría saturar fácilmente un sistema de defensa antimisil de cañones electromagnéticos. La saturación sería fácilmente lograda tanto por la escasa cadencia de disparo como por el alcance limitado de los EMRG. Un sistema con mucho más alcance como el THAAD, podría derribar muchos más misiles por tener más tiempo para derribarlos (debido a su alcance superior) como a que puede realizar muchos más disparos por minuto.

Vean los siguientes cuadros que comparan varios sistemas antimisiles según cadencia de disparo, coste, alcance, tipo de objetivos que pueden destruir (recordar que los EMRG no pueden derribar misiles de crucero que puedan maniobrar) y el tipo de guía para destruir el objetivo.



4) La cuarta razón es el coste. Aunque es verdad que la munición de los EMRG es mucho más barata que la de los ESSM, THAAD, etc, se pasa por alto que el sistema de misiles en desarrollo AI3 (basados en componentes baratos de misiles existentes, como el sidewinder) bajarán mucho el coste de cada misil a unos 100.000 dólares cada uno, además que tendrá mucho más alcance (de 50 a 60 millas) y con mucho más cadencia. Es verdad que sigue siendo más caro que los 25.000/50.000 de la munición de los EMRG, pero ya no estamos hablando de misiles de millones de dólares.

Para colmo, en distancias de cero a treinta millas náuticas, hay sistemas tan o más baratos y con mucho más cadencia de disparo que los del de los EMRG. Por ejemplo, la munición de los EMRG (el HVP) también podrá usarse en cañones de artillería corrientes, por lo que integrados en un sistema de defensa aérea, se podría posicionar a un precio módico baterías de artillería de campaña en función antiaérea. Aunque los HVP en bocas de artillería corriente se emplearían para alcances de 10 a 20 millas, lo cierto es que al poder ser usados en piezas de artillería corriente, se podrían desplegar en mucha mayor cantidad de defensa antimisil que con los caros y complejos EMRG. También hay que recordar que actualmente el cañón de un EMRG necesita ser reemplazado después de varias decenas de disparos (que es un proceso lento que deja inoperativo el sistema).

En la siguiente imagen puede verse el tamaño real de un HVP; en la de debajo los sabot que usarán los HVP dependiendo del cañón desde donde se disparen, así como sus alcances (disparados contra objetivos en superficie), cadencia de disparo, etc.



La realidad del futuro de la defensa antimisil en la fase terminal.

Por todos esos motivos, la defensa antimisil que se planea para el futuro en la fase terminal balística (recordar que también hay defensa antimisil para el curso medio y en su fase de ascenso), tanto embarcada como en tierra, será una mezcla de misiles de diferentes alcances, lásers (SSL), munición HVP disparada desde cañones convencionales y cañones electromagnéticos, y sistemas de defensa de punto como con el cañón CIWS Phalanx y los misiles RAM.

Con dicha arquitectura defensiva, se intenta contrarrestar de manera económica, la proliferación de misiles de crucero, misiles balísticos y drones, que abundan cada vez en mayor cantidad, menor precio y una capacidad de precisión que antes solo estaba disponible para grandes potencias como EEUU (recordar lo poco precisos que fueron los SCUD que usó Sadan Hussein durante la guerra de 1991). En los tres diagramas siguientes puede verse tal tipo de defensa futura (en los que los EMRG son solo un arma entre varias)




En las tres imágenes siguientes, se desglosa el concepto de incrementar las cargas antimisiles en la distancia corta (hasta poco más de 30 millas), algo que podría hacerse a un precio relativamente muy económico con los nuevos medios (láser SSL, EMRG, HVP, etc), para defender a la fuerza (ojo, solo la fuerza como buques y bases, no se puede defender un país entero con este tipo de defensas de tan limitado alcance). No obstante, en los planes no se contempla la renuncia a la defensa a más larga distancia a la fase terminal balística. Tampoco, evidentemente, implicarán los cañones electromagnéticos que se renuncia a la defensa antimisil en las fases de ascenso y curso medio de los misiles balísticos.




Para finalizar, señalar que el alcance ofensivo de los EMRG será de solo unas 110 millas náuticas, y que el tamaño y peso del proyectil no puede, al ser tan pequeño, atacar eficazmente muchos tipos de objetivos. Por ello, no se puede renunciarse a los alcances muy superiores de la aviación y los misiles balísticos (que tendrían un tiempo de vuelo al objetivo similar a la de la munición HVP disparada desde un EMRG), con la gran capacidad en explosivos o submuniciones que pueden trasportar (muy superior a los del pequepo HVP).

En definitiva, los cañones electromagnéticos o EMRG, de superar la fase de pruebas, estarán en el arsenal futuro y serán útiles, pero estarán muy lejos de ser un cambio revolucionario, de bajo coste y alta efectividad, que anule los arsenales balísticos de Corea del Norte, Irán y mucho menos de Rusia, China.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Obama también planea renunciar al "launch on warning" y adoptar el "launch under attack" como nuevo cambio doctrinal nuclear.


Lo que implica abandonar la LOW.

Obama también planea cambiar la doctrina nuclear americana del "launch on warning" (LOW) al "launch under attack" (LUA), que se suma a la política de renuncia del "primer uso" nuclear.

Aunque en los últimos días se ha prestado una gran atención mediática a que Obama piensa hacer un cambio en su política nuclear para renuncia al "primer uso" de armas nucleares, debido a los efectos potencialmente radicales en la disuasión extendida norteamericana, ya que dejaría a sus aliados en una posición muy precaria antes potencias nucleares rivales (Rusia, Corea del Norte, China, Irán en un futuro) y provocar una nueva ronda en la proliferación nuclear (al inducir a los aliados de EEUU a armarse nuclearmente), no es menos radical e importante el cambio doctrinal del LOW al LUA que se rumorea está planeando..

El LOW implica que cuando se detecta un ataque con misiles balísticos, automáticamente se toma la decisión de hacer un ataque nuclear de respuesta (escogiendo la opción de represalia óptima modelada según los planes de guerra preestablecidos). Este era el modo de proceder adecuado durante la Guerra Fría, porque había un riesgo muy alto de sufrir un primer ataque preventivo para decapitar al gobierno y destruir la mayor parte de las fuerzas nucleares propias, lo que implicaba que la potencia atacante ganaba la guerra nuclear. Actuar bajo el LOW garantizaba que habría una respuesta nuclear y por tanto que habría una Destrucción Mutua Asegurada, pilar de la Guerra Fría que garantizaba la paz y la estabilidad. Como contrapartida, el peligro del LOW es que los ataques balísticos no nucleares (o los fallos en el sistema de vigilancia, como ocurrió con el incidente Petrov de 1983) fueran confundidos con un ataque nuclear y desatar por error de cálculo una guerra nuclear de destrucción mutua asegurada.

Aunque durante la Guerra Fría tenía sentido aplicar el LOW, debido a la alta hostilidad existencial entre las dos superpotencias, en la actualidad, con un entorno estratégico internacional que no se parece en nada al de una (nueva) Guerra Fría, no hay ninguna necesidad que EEUU siga manteniendo el "lanzamiento tras alarma" o LOW, sino que es mejor adoptar el "lanzamiento después de ataque" o LUA. El LUA implica que el decisor no lanzará un ataque de represalia nuclear hasta que exploten las primeras armas nucleares sobre suelo propio. Con ello se evita caer en el error de represaliar nuclearmente a un ataque balístico que no era nuclear sino convencional, aunque se corre el riesgo de ser decapitados y de perder la mayoría del arsenal nuclear bajo un "primer ataque".

El motivo por el cual EEUU ahora decide correr el riesgo de ser decapitados y perder casi todo su arsenal, es porque considera que los conflictos entre las grandes potencias en la actualidad y en el futuro, no serán totales como lo fueron en el siglo XX, sino que serán guerras limitadas entre las grandes potencias, como solía ser durante los siglos XVIII y XIX. Es más, los EEUU desean fervientemente que ahora puedan hacerse (al menos potencialmente) guerras convencionales entre las grandes potencias, sacando de la ecuación la posibilidad de destrucción mutua nuclear, y así emplear con libertad de acción su superioridad en armas convencionales de la que goza frente a cualquier otra gran potencia. Es decir, una situación estratégica totalmente alejada a la que había durante la Guerra Fría.

Como explicaba en el post de ayer sobre las implicaciones estratégicas de la bomba nuclear B61-12, con el "no primer uso", los EEUU están dando a entender que llegado el caso atacarán con armas estratégicas convencionales directamente a China y Rusia si lo considera necesario (de eso tratan la Third Offset Strategy la AirSea Battle), pero que nunca los atacará nuclearmente sino como represalia a un primer ataque nuclear adversario. Los chinos y rusos quedan advertidos que en una crisis o guerra futura, EEUU se reserva el derecho a hacerles "primeros ataques convencionales" y que no tendrán escusa para creer que se trata de ataques nucleares encubiertos. Como contrapartida, los EEUU, al adoptar el LUA, ofrecen el canje a Rusia y China de poder realizar ataques directos convencionales contra EEUU y que, salvo que sean ataques que detonen armas nucleares, no habrán ataques nucleares de represalia.

La intención que subyace a todo esto, es que los EEUU ofrecen unas nuevas reglas del juego en la estrategia mundial, en las que las grandes potencias nucleares no se atacarán directamente entre sí para evitar el riesgo de una escalada nuclear descontrolada que degenerase en una destrucción masiva mundial. Al no haber restricción por terror atómico, recurrir a una gran guerra entre los principales poderes ya es aceptable. Lo cual beneficia a EEUU por gozar de una gran superioridad convencional.



La tensión entre un arsenal para controlar la escalada nuclear vs. un arsenal acorde al "no primer uso" y el LUA.

No obstante, lo descrito hasta ahora no son sino las intenciones norteamericanas, lo cual no significa que Rusia o China vayan a aceptar tal régimen estratégico de marginalizar las armas nucleares hasta hacer de la estrategia internacional algo prácticamente posnuclear. Los rusos y chinos están decididos a usar sus arsenales nucleares instrumentos del que no dudarán hacer un "primer uso", si la situación se vuelve demasiado adversa para sus intereses. Escalar la guerra de convencional a nuclear para desescalar el conflicto a la mesa de negociaciones.

Llegados a este punto, la única manera que tienen los EEUU para gestionar la previsible negativa rusa y china, es desarrollar un arsenal nuclear lo suficientemente sofisticado y numeroso para dominar la escalada y convertir en irracional la opción de "escalar para desescalar". Pero estructurar la fuerza nuclear americana de tal modo, implica erosionar la credibilidad de la política de renunciar al "primer uso" y adoptar el LUA. Para hacer creíble dicha política la estructura de la fuerza no puede estar enfocada el combate nuclear para ganar una guerra de ese tipo, sino que debería tener una fuerza menos sofisticada y enfocada únicamente en hacer viable un primer ataque exitoso contra el arsenal norteamericano. Es decir, tener una fuerza centrada en el segundo ataque y que pueda sobrevivir en su mayoría a un primer ataque de las potencias nucleares rivales.

Si, por el contrario, los EEUU adoptan una fuerza enfocada al combate, nada impediría en un futuro que lanzaran un primer ataque nuclear con armas muy precisas y de bajo rendimiento, que desarmararía y/o decapite a las potencias nucleares adversarias. En consecuencia, esa potencia nuclear no aceptaría las nuevas reglas del juego atómico que proponen los EEUU de marginalizar las armas nucleares, sino que tendrían por decisión racional armarse con armas nucleares tácticas y de guerra nuclear limitada, no renuncien el "primer uso" nuclear, y poder así escalar a un conflicto nuclear durante una contienda convencional con los EEUU si lo consideran apropiado.

Este dilema de estrategia nuclear al que se enfrentan en Washington, en el fondo se corresponde con el clásico dilema de la seguridad tradicional de los estudios estratégicos y seguridad internacional. Si EEUU quiere preparar su arsenal nuclear para el combate nuclear (defensas antimisiles, fuerzas de primer ataque precisas y de potencia de bajo rendimiento), para intentar controlar la escalada y disuadir a China y Rusia de hacer un primer uso nuclear, lo que paradójicamente puede provocar en realidad es que esos dos países se preparen para ese tipo de guerra. Esto es así porque una fuerza de combate nuclear (americana o del país que sea) no solo serviría para dominar la escalada, sino que también podría usarse para hacer un primer ataque estratégico victorioso (decapitar y desarmar). Y viceversa, si deciden no armarse los EEUU para el combate nuclear y dominar la escalada, en realidad está dejando la puerta abierta a que en cualquier conflicto convencional futuro, Rusia y China escalen el conflicto a una guerra nuclear limitada.

La única solución a todo esto, como explicaba ayer, es que todas las potencias nucleares renuncien a su armamento nuclear táctico. Los EEUU entonces no tendrían que desarrollar una fuerza nuclear de combate para dominar una guerra nuclear táctica y limitada, porque ni Rusia, China, ni ningún rival nuclear de EEUU, tendría las armas tácticas adecuadas para hacer una conducción de la guerra nuclear limitada de manera eficaz.

Pero la verdadera cuestión es si a Rusia (y a China en un futuro) le conviene renunciar a las capacidades nucleares tácticas y limitadas, y la respuesta a tal cuestión se responde negativamente. Es más, Rusia está violando el tratado INF precisamente para desarrollar misiles medios e intermedios con los que poder hacer una guerra nuclear táctica y limitada eficazmente; China también está desarrollando su arsenal que en su mayoría está basado principalmente en misiles balísticos medios e intermedios (a la vez que hace esfuerzos para modernizar sus ICBM).

En resumen, 1) si las cuestiones respecto al "Primer Uso" son la faz ofensiva de la moneda doctrinal de la estrategia nuclear; y 2) las cuestiones respecto "Launch" On Warning o Under Attack son la faz del uso defensivo y represalia de la estrategia de las armas nucleares; 3) las cuestiones sobre la estructura de la fuerza, son la argamasa que da la coherencia interna a la doctrina estratégica y la congruencia externa de ese conjunto respecto a los rivales nucleares.

martes, 23 de agosto de 2016

La estrategia que subyace en la bomba nuclear B61-12.

El programa norteamericano para la modernización de las bombas nucleares aéreas B61, que culminará con el reemplazo de todos los modelos actuales de bombas aéreas nucleares en el modelo único B61-12, está levantando un revuelo internacional mayúsculo, por la implicaciones estratégicas globales que tiene el haber entrado hace unos días en su fase de preproducción (comenzando su producción en el año 2020).

La novedad y polémica del modelo 12 de la B61, estriba en que es una bomba de gran precisión (de unos 30 metros de círculo de error probable) y que tiene una cabeza nuclear programable que puede ajustar la explosión nuclear de manera variable, incluyendo explosiones nucleares de bajo rendimiento (entre los 50 y los 0,3 kilotones).



Argumentos en contra.

¿Por qué ese incremento en la precisión y disminución en la potencia que implica la B61-12 es tan polémico? La respuesta es sencilla: según los críticos, el poder realizar ataques muy precisos sobre blancos específicos, con explosiones nucleares "pequeñas" que causen muy pocas bajas y daños, en comparación con las deflagraciones de las grandes armas nucleares, convierte a las armas nucleares en mucho más "usables", por lo que hay más riesgo de que se recurra a la guerra nuclear en un futuro. Es decir, el "umbral de disuasión" baja. Tal y como reconoció el propio Jefe de la Fuerza Aérea de EEUU, la B61-12 otorga la posibilidad de que se pueda aumentar el tipo de usos posibles para el armamento nuclear, gracias a esa doble características de 1) gran precisión y 2) bajo rendimiento (que disminuye los daños colaterales y efectos adversos por contaminación nuclear).

La precisión y bajo rendimiento del armamento nuclear, además de reducir el umbral nuclear y erosionar el tabú nuclear existente desde 1945, también representa una tentación que debilita la estabilidad estratégica, porque se pueden realizar primeros ataques contra la fuerza nuclear estratégica adversaria. Es decir, la B61-12 implica 1) mayor posibilidad del empleo táctico (contra fuerzas convencionales y en el transcurso de una campaña militar) del armamento nuclear, sino que 2) también aumenta el uso posible estratégico contra el arsenal de disuasión de la potencia rival. En medio de una crisis entre potencias nucleares, se puede optar por lanzar ataques contra dicho arsenal para destruirlo en su mayor parte y hacer prácticamente inútil la pequeña parte superviviente, al poder se destruido por las defensas antimisiles/antiaéreas.

Argumentos a favor.

Paradójicamente, una misma arma (en este caso la B61-12) puede tener un efecto y su contrario, todo depende del entorno militar y político en el que se desenvuelva. Las razones a favor de los efectos positivos de introducir la B61-12 en la panoplia nuclear americana, radican en que al ser el armamento nuclear mucho más "usable", garantizará la disuasión nuclear, ya que las potencias contrarias a EEUU no podrían ganar una guerra nuclear limitada ante la gran superioridad técnica americana en las armas nucleares tácticas y de bajo rendimiento.

Como es sabido, Rusia (y cada vez más China) basan su estrategia de defensa, en emplear el armamento nuclear de manera limitada en el caso de darse una guerra convencional que seguramente perderían, ya sea contra EEUU o contra una gran coalición de países europeos del Centro y Este de Europa. En ese caso extremo, Rusia se reserva el derecho de escalar el conflicto al ámbito nuclear. Como una guerra nuclear limitada puede escalar rápidamente a una guerra nuclear generalizada, el terror se encarga de mantener el equilibrio estratégico. Por consiguiente, si EEUU no despliega armamento nuclear táctico modernizado como las B61-12, la posibilidad de que estalle una guerra nuclear es mayor respecto a que si las desplegase, ya que Rusia (o China) tendrían más incentivos para escalar el conflicto a lo nuclear. Los EEUU, al tener el modelo 12, podría dominar la escalada nuclear rusa, china o de cualesquier otra potencia, lanzando ataques nucleares muy precisos y de efectos limitados, sin tener que recurrir a un armamento que causaría destrucción masiva y la consiguiente represalia también masiva de su adversario nuclear (tal fue el caso de la doctrina de la Respuesta Flexiva de la OTAN de hace décadas).

Además del control de la escalada, hay otros argumentos a favor de que la introducción de la B61-12 tendría efectos positivos. 1) La manera óptima de disuadir a pequeñas potencias nucleares-estados canalla, es con armas nucleares precisas de bajo rendimiento, porque el pequeño arsenal nuclear de esos países es asimétrico y poco sensible a la destrucción mutua asegurada. Ello es especialmente cierto cuando esas pequeñas potencias nucleares amenazan a países aliados de EEUU. La disuasión extendida americana a sus países aliados pasa a ser poco creíble cuando un pequeño arsenal enemigo puede destruir un par de grandes ciudades estadounidenses sin tener una entidad de que el intercambio nuclear sea de apocalipsis mutuo. El terror nuclear es mucho menor, pero con el agravante estratégico de que EEUU no estarían dispuestos a perder Los Angeles o Nueva York para salvar Seul o Varsovia. Es la misma situación endiablada de la Guerra Fría en Europa, pero sin el terror de la Destrucción Mutua Asegurda (que garantizaba en última instancia la paz y la estabilidad).

La B61-12 también permite destruir objetivos inmunes al armamento convencional generando relativamente poca contaminación nuclear. Por ejemplo, en caso que Irán decidiera romper el acuerdo nuclear y lanzarse a enriquecer uranio (en los búnkers de Fordo) y desplegar cabezas nucleares en silos protegidos, los EEUU podrían atacar dichos objetivos sin causar daños colaterales masivos. Por lo tanto, el que EEUU tuviera B61-12 en su arsenal disuade a Irán de romper los pacto nucleares y proliferar nuclearmente.


Carrera de Armamentos.

Oficialmente la decisión de modernizar la B61 al modelo 12 no proviene de ningún esfuerzo deliberado por parte de EEUU de generar una carrera de armamentos, sino qur está dentro de una dinámica de armamentos normal de renovar material que va quedando desfasado (Life Extension Programs), que planea simplificar el arsenal nuclear norteamericano pasando de 12 cabezas nucleares distintas a sólo 5, eliminando todo su armamento táctico nuclear y en bombas aéreas solo una bomba: la B61-12 (ver las siguientes dos imágenes).




No obstante, no deja de ser cierto que puede producir el efecto no intencionado de producir una carrera de armamentos. Las pequeñas potencias nucleares tendrían incentivos para desarrollar y ampliar su arsenal nuclear para hacerlo menos vulnerable a ataques contrafuerza de los EEUU con su precisas B61-12. Al mismo tiempo, Rusia y China podrían responder al aumento de las capacidades americanas que van a aparejadas a la nueva bomba, desarrollando igualmente su arsenal nuclear táctico y de bajo rendimiento. Al final, el resultado, sería el de un entorno estratégico plagado de armas nucleares de bajo rendimiento y muy precisas (en manos ahora de varios países) que hacen mucho más probable que estalle una guerra nuclear limitada entre ellos, sea de manera deliberada o por errores de cálculo (como hacer un primer uso de un arma de bajo rendimiento creyendo que va a desescalar la guerra, pero provocando en realidad respuestas nucleares a su primer uso).

Pero también en esto hay una doble lectura. El despliegue de la B61-12, como se expuso en el anterior ejemplo iraní, podría en realidad llevar a abortar carreras de armamentos, al poder considerar las potencias rivales de EEUU que no compensa desafiar a ese país dada su manifiesta superioridad técnica. También es el argumento que dan algunos analistas rusos sobre las intenciones ocultas de desplegar la B61-12, que no sería sino el llevar a Rusia a la mesa de negociaciones y plantear la opción de que EEUU retire de servicio la B61-12 (que será la totalidad de su armamento nuclear táctico) a cambio de que Rusia haga lo propio con su arsenal nuclear de armas tácticas. Esa fue la estrategia que siguieron los EEUU durante la Crisis de los Euromisiles, cuando la URSS desplegó los misiles SS-20 y como elemento de presión la OTAN respondió desplegando los cruise y los Pershing-II, consiguiendo efectivamente llevar a los rusos a la mesa de negociaciones y obligarles a renunciar a los SS-20 y a todos los misiles de alcance medio e intermedio (la famosa Opción Cero)

La estrategia norteamericana de reducir el rol del armamento nuclear en la disuasión y el efecto de la B61-12.

Tal y como puede leerse en la publicación del CSIS, Project Atom: A Competitive Strategies Approach to Defining U.S. Nuclear Strategy and Posture for 2025–2050 (apéndice C, desde página 28 en adelante), para que los EEUU puedan ejercer su enorme superioridad en armamento convencional deben practicar una política que marginalice las armas nucleares de la estrategia mundial. De ese modo, el terror nuclear no paralizará la toma de decisiones en Washington y será mucho más racional que los EEUU decidan en un futuro emplear su fuerza militar contra otras grandes potencias, Estados canallas, etc.

Concretamente esa política tiene se sostiene en el siguiente trío. 1) Establecer un régimen mundial eficaz de reducción y control de armamentos nucleares; 2) adoptar doctrinas que reduzcan los casos en los que puedan usarse armas nucleares; 3) una fuerza nuclear estructurada en la represalia y las fuerzas de segundo ataque. La implementación de dichas medidas, probablemente irá acorde con el siguiente proceso (empezando por el punto 2, se pasará al 3 y por último al 1).

En primer lugar, los EEUU harán cambios doctrinales en el uso de sus armas nucleares, tal y como se está rumoreando que hará Obama cuando renuncie al "primer uso" (algo que analicé en mi blog hace unos días). Con dicha política de "no primer uso", los EEUU pretenden facilitar un uso potencialmente sin restricciones de su arsenal convencial contra las otras grandes potencias. Con dicha política, los EEUU pueden lanzar misiles y atacar con bombarderos estratégicos a Rusia y China, sin que estas potencias temas que se trata de un ataque nuclear.

Además de dicha renuncia al primer uso, también se rumorea que Obama va a renunciar al "lanzamiento después de alarma" (launch on warning o LOW), para adoptar una política de "lanzamiento después de ataque" (Launch under Attack o LUA). El LOW implica que se lanza un ataque de represalia nuclear cuando se ha recibido el aviso o alarma de que, por ejemplo, se han disparado misiles balísticos contra los EEUU, sin esperar a que culmine el ataque, ya que si es un ataque nuclear podría "decapitar" al gobierno y destruir casi todo su arsenal nuclear, ganan de ese modo la guerra nuclear. Pero si los EEUU adoptan el LUA, no harán un ataque de represalia hasta que acabe el ataque balístico y se compruebe que ha sido nuclear. Es decir, renunciando al LOW y adoptando el LUA, al mismo tiempo que renuncian al "primer uso", los americanos están planteando unas nuevas reglas de juego estratégico nucleares, ya que están proponiendo que a cambio de que los EEUU puedan atacar sin restricciones convencionales a China y Rusia ("no primer uso" americano), aceptan que esos países puedan también atacarlos a ellos con armas estratégicas convencionales (adoptando LUA) induciendo que adopten también el "no primer uso".

En segundo lugar, los EEUU deberían estructurar su fuerza nuclear basándose la represalia y en garantizar la supervivencia de su arsenal. Ello quiere decir, que tendrán que renunciar a una fuerza de combate nuclear (war-fighting), que tiene como objetivo destruir el arsenal enemigo, destruir sus red de puestos de mando y desplegar un arsenal antimisil considerable. Al renunciar a una fuerza nuclear enfocada en el combate, se garantiza a las otras grandes potencias que su arsenal nuclear no será destruido y que seguirá conservando su utilidad disuasiva para que nunca potencia pueda hacerles chantaje nuclear. Es decir, las grandes potencias no se podrán hacer chantaje nuclear y de destrucción masiva entre sí, pero sí podrán atacarse con fuerzas convencionales.

En tercer lugar, los EEUU intentarán instaurar un régimen de control y reducción de armamentos nucleares, para evitar que estar proliferen a cada vez más países (lo que puede limitar el uso del armamento convencional americano contra potencias pequeñas y medianas nuclearmente armadas).

Los efectos de la B61-12, nuevamente pueden ser unos y los contrarios, dependiendo de cuestiones muy concretas y circunstaciales. Algunos especialistas en defensa, dicen que la nueva bomba tendría un efecto contraproducente en la estrategia anteriormente descrita, porque significa tener una estructura de fuerza nuclear claramente enfocada en el combate nuclear. En ese caso, el proceso de dinámica de modernización de armamentos descrita al comienzo, entraría en clara contradicción con los objetivos estratégicos de EEUU, por lo que deberían renunciar a las B61-12. Tal es así, que en el informe del CSIS mencionado antes, indica que EEUU debería renunciar al armamento nuclear táctico (desechar todas las B-61 y B83), usando tácticamente el armamento nuclear estratégico.

Los especialistas de opinión contraria, afirman que la función de la B61-12 no entra en contradicción con la estrategia americana de ir marginalizando las armas nucleares de la ecuación disuasiva, porque es un instrumento de presión negociadora contra Rusia y China. Amenazar con el despliegue de la nueva bomba si esos dos países no renuncian a su armamento nuclear táctico (como con la Opción Cero de la Crisis de los Euromisiles).


Hipótesis sobre la estrategia de la bomba B61-12.

En definitiva, aunque evidentemente no se pueda tener acceso a los documentos clasificados de estrategia nuclear americana, no sería descabellado plantear la hipótesis que el despliegue futuro de la B61-12 (recordar que está en fase de preproducción y pasarán dos años hasta que se decida si comenzar su producción en serie) no sería sino un instrumento de negociación por parte del gobierno de EEUU, para implementar la estrategia descrita de ir marginalizando las armas nucleares de la disuasión. Como las noticias y los rumores son que Obama va a renunciar al "primer uso" y al "lanzamiento después de alarma" o LOW, es difícil imaginar que en la toma de decisiones de la Casa Blanca estén pasando por alto los efectos que tendría introducir la B61-12, por lo que la única manera de hacer coherente, lógica y no contradictoria la postura americana, es deducir que la nueva bomba es un elemento de presión negociadora frente a Rusia.

Una hipótesis alternativa sería que en la cúpula americana están divididos al respecto y hayan 1) partidarios que se pueda ir marginalizando las armas nucleares de la disuasión (y facilitar el uso del poder convencional americano) pero teniendo armas tácticas muy precisas y de bajo rendimiento para controlar y dominar la escalada nuclear, frente a 2) los que dicen que desplegar dicho armamento nuclear táctico tiene el efecto contrarios a los deseados, dando incentivos para que Rusia y China tengan armamento táctico con el compensar la superioridad convencional de los EEUU.

No obstante, dado que la postura 1 está mucho peor fundamentada teóricamente que la 2, dudo (aunque no puedo saberlo a ciencia cierta) que tenga muchos defensores (si es que hay alguno) en la administración Obama, por lo que nos tendríamos que quedar con la hipótesis de que es un instrumento negociador (o que no se están tomando decisiones racionales en el proceso decisorio norteamericano, una tercera hipótesis no descartable).

(Vídeo del primer lanzamiento aéreo de prueba de la B61-12 en septiembre de 2015)




jueves, 18 de agosto de 2016

Obama planea renunciar al "primer uso" nuclear, lo que puede provocar inestabilidad estratégica.



Obama va a renunciar al "primer uso" de armas nucleares en caso de guerra (lo que provoca el rechazo de sus principales aliados).

Este cambio en la postura nuclear de tintes pacifistoides da la impresión de ser positiva a primera vista. Los EEUU nunca emplearán su arsenal nuclear a menos que el enemigo emplee las suyas primero. En consecuencia, toda gran guerra en la que se vean envueltos los EEUU en un futuro no correrá riesgo de escalar a una guerra nuclear a menos que dicha potencia enemiga la a use para evitar ser derrotada por las fuerzas armadas convencionales americanas.

No obstante, lo que a primera vista puede parecer un paso adelante y positivo para la paz mundial, en realidad puede llegar a ser un paso en falso y de consecuencias negativas. Las armas nucleares tienen la maquiavélica virtud de mantener la paz gracias al terror. Toda guerra a gran escala entre grandes potencias dotadas de armas nucleares queda excluida de lo racionalmente concebible, siempre y cuando los arsenales nucleares cumplan los requisitos de la teoría de la disuasión. Así ha sido desde la Segunda Guerra Mundial y así seguirá siendo mientras las potencias nucleares tengan una política nuclear acorde a dicha teoría: si un interés vital y existencial se ve comprometido por una agresión, se emplearán armas nucleares para paralizar la guerra y llevar el conflicto a la mesa de la diplomacia coercitiva y la negociación política.

Pero si una de las grandes potencias renuncia al uso de las armas nucleares, a menos que sea atacada con armas nucleares primero, lo que en realidad está haciendo esa gran potencia NO es aumentar la seguridad y la paz del sistema internacional. Lo que está haciendo es elevar el umbral de disuasión nuclear y de la destrucción mutua asegurada (el culmen de la teoría de la disuasión), por lo que está bajando el umbral del uso del armamento convencional. Es decir, hace mucho más probable que ocurra una guerra a gran escala (convencional) entre grandes potencias, porque no hay temor a la destrucción masiva del armamento nuclear.

Por ese motivo, el cambio en la postura nuclear americana que planea Obama, está siendo criticada no sólo por los rivales tradicionales de EEUU (Rusia, China, etc), que ven que el desarrollo de armamento estratégico no nuclear norteamericano (unido al cambio en la postura nuclear) hará mucho más racional y probable que los EEUU les ataquen, sino que también sus aliados critican el cambio nuclear a una política de "no primer uso". Los aliados de EEUU temen que la disuasión nuclear extendida americana pierda mucha de su eficacia. Japón, Corea, Alemania, etc, ahora podrán recibir una agresión a gran escala por parte de una gran potencia, sin temor a que dicha agresión degenere en una guerra nuclear proveniente de EEUU. El tradicional reaseguro nuclear que EEUU ha dado a la OTAN, Corea del Sur, etc, dejará de tener valor eficaz porque los americanos renuncian a usarlo.

¿Qué pueden ganar los EEUU con este cambio en su postura nuclear? La respuesta dependerá de la corriente teórica a la que se adscriba el especialista en seguridad internacional al que se pregunte. En este asunto en concreto al que se refiere la pregunta, la teoría de la disuasión se bifurca en caminos diametralmente opuestos. Pero resumamos, los académicos que respondieran que el cambio de política nuclear es positivo para los intereses de EEUU, dirían que aumentar el umbral disuasivo nuclear y disminuir el umbral disuasivo para el armamento estratégico convencional, es beneficioso porque les dará mucha más libertad para emplear el armamento convencional y hacer de las fuerzas armadas un instrumento mucho más versátil de su política exterior.

En caso que, por ejemplo, China haga agresiones limitadas contra Filipinas en el mar de Sur de China, los EEUU podrán hacer un uso masivo y abrumador de todas sus capacidades militares (convencionales) para repeler la agresión e incluso atacar directamente el territorio chino, sorteando el complejo problema de la ambigüedad estratégica-nuclear. Los EEUU, por ejemplo, podrían lanzar salvas de ICBM contra China sin que este país piense que le están atacando con armas nucleares (eso es lo que implica sortear la ambigüedad estratégica). Como EEUU ha renunciado al primer uso nuclear, cualquier ataque que haga ese país contra instalaciones estratégicas no será nuclear, por lo que podrá realizar una campaña de ataques estratégicos contra una gran potencia y ganar una guerra sin miedo a ser represaliados nuclearmente (porque EEUU entonces sí usaría su armamento atómico), sin sufrir devastación masiva por parte de China.

También hay argumentos en contra, por parte de la corriente teórica opuesta, que afirman que ese cambio en la postura nuclear americana es contraproducente y no beneficia a los intereses de EEUU, pero como este asunto puede complejizarse muchísimo termino aquí el comentario a esta noticia.



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Por otra parte, Rusia está construyendo una gran cantidad de bunkers-puestos de mando nucleares.

Si EEUU si distancia de la disuasión nuclear cambiando su postura nuclear a la de "no primer uso", aumentado el umbral nuclear, en Rusia están haciendo justo lo contrario. Desde hace años los rusos han ido disminuyendo el umbral nuclear hasta el punto de hacer de las armas nucleares el núcleo de toda su política militar y de defensa. Rusia, para garantizar la paz mundial, se está preparando para la guerra nuclear, por lo que además de estar haciendo un gran esfuerzo en la modernización de sus misiles, bombarderos y submarinos nucleares, está erigiendo una red de puestos de mandos que aseguren una conducción de la guerra nuclear eficaz y segura.

Mientras los EEUU tratan de mandar a la periferia de su estrategia las armas nucleares, los rusos se están preparando para la gestionar una guerra nuclear limitada a niveles probablemente superiores al que lo hicieron en la época soviética, cuando no tenían demasiadas esperanzas a que el mando estratégico pudiera sobrevivir a una guerra nuclear, por lo masiva que hubiera sido dicha guerra dado el tamaño de los arsenales nucleares en la época de la Guerra Fría, teniendo los soviéticos que recurrir a instrumentos apocalípticos como el "Perimeter".

Ahora es diferente, el entorno estratégico mundial no es de Nueva Guerra Fría (como erróneamente a veces se dice), sino que es un entorno mucho más complicado y sutil donde una guerra nuclear limitada ahora es mucho más racional que en los buenos viejos tiempos "fríos". Ahora la guerra nuclear para los rusos, chinos y cualquier otra potencia que no sea los EEUU, es más importante en sus respectivas estrategias nacionales. De ahí la construcción de estos bunkers rusos.

Que estas medidas rusas sean positivas o negativas para la paz mundial, como ya expliqué en el comentario a la nocticia anterior, dependerá de la corriente teórica disuasiva que responda. Hay muy buenos argumentos de que la política nuclear rusa contemporánea es buena para la seguridad ínternacional como también hay argumentos muy buenos que dicen lo contrario. Un tema complejo.