jueves, 14 de abril de 2011

Guerra de desgaste, no punto muerto.



Estoy cansado ya de leer y escuchar continuamente en los medios de comunicación internacionales, incluso a muchos expertos, describir la actual situación en Libia como de punto muerto. Ya estoy harto de escuchar en un sin fin de debates la palabra stalemate sin cesar. Me harta sobre todo, porque ese discurso cala en buena medida en los decisores de las potencias a la hora de presionar en una u otra dirección las políticas respecto a la guerra civil libia.

"Punto muerto" da a entender que el conflicto se ha enquistado y que no tiene solución militar posible, por lo que habría que abrir las negociaciones diplomáticas que propone Gadafi y sus aliados (Unión Africana, etc). Los de gadafi son conscientes que ahora están en el cenit de su poder desde la intervención aliada para salvar Bengazi. Por lo que aceptar esas negociaciones, como decía en una entrada anterior, es caer en la trampa. Afortunadamente ni el gobierno opositor, ni Francia, Reino Unido o Qatar han mordido tan burdo anzuelo

No hay un punto muerto, la guerra no ha acabado en tablas, la situación militar es de guerra de desgaste. Como bien dice el artículo de la wikipedia en español "Las guerras de desgaste ocurren como una especie de punto muerto; en vez de quedarse estancada, prosigue en el mismo lugar, con los mismos soldados, mismos tanques y otros armamentos, hasta que soldados y armas de un general caen y pierden contra el adversario. El perdedor generalmente se extingue o huye con los pocos soldados que quedan (ocurre más lo primero)."

Esta guerra de desgaste actualmente tiene su frente principal en la guerra económica. Este hecho está refrendado por lo que dice el propio ministro de finanzas de Gadafi, "en cuestión de meses nos podemos quedar sin recursos económicos". Debido a los efectos del bloqueo, como son la escasez de alimentos y combustibles (con su inflación), la no exportación de petróleo, la congelación de bienes y cuentas en el extranjero, etc, el gobierno de Trípoli ha tenido que doblar los tipos de interés que prestan los depósitos bancarios. Con esta medida se pretende que la gente mantenga sus depósitos, y con ello se mantenga la liquidez del sistema bancario sin recurrir a corralitos (que erosionaría la posición de Gadafi). Además de las descritas, también se están adoptando otras medidas de austeridad.

Aunque el colapso de económico de Gadafi parezca cercano, el colapso económico de la parte rebelde era mucho más inminente. Tal es así que el propio gobierno rebelde hablaba de sólo le quedaban semanas para caer en bancarrota. Por tal motivo, la principal decisión tomada respecto a esta guerra en la reunión de Doha, no ha sido en el plano de la guerra militar (que está siendo el colmo del desastre y la desorganización, tanto por la OTAN como por el panchovillismo de poca monta de los rebeldes), sino de apoyo económico y financiero al bando rebelde. Se ha adoptado la creación de un fondo de ayuda a estos, algo que se venía ultimando desde hace algún tiempo. Al fin y al cabo, como decía Franco Frattini, "la gente necesita comida, y los trabajadores dinero".

En el plano militar en Alemania se ha llegado a plantear el envío de una fuerza militar terrestre, en misión humanitaria, cambiando su primera reluctancia a este conflicto.

Respecto al misterioso cese del apoyo aéreo a los rebeldes que pudo verse desde la contraofensiva de Sirte de las fuerzas de Gadafi, la explicación ha terminado siendo muy prosaica. Se debió a la retirada de la gran mayoría de la fuerza militar americana de esta guerra, que como decíamos en otra entrada, era el núcleo de la campaña aliada. Con la retirada de dicho núcleo, no solo se redujo de manera considerable el poder de fuego de los aliados, sino que lo que son los aspectos de liderazgo, mando y control, e inteligencia, el cuartel de la OTAN ha demostrado que no da para mucho. Y si para colmo esto ya era un mazazo importante, las cortapisas políticas que varios miembros de la alianza están interponiendo, hace que se socabe el empleo efectivo de la escasa fuerza disponible.

El tema empezó a dilucidarse al poco de que la OTAN tomara el mando de las operaciones. Entonces desde el propio gobierno británico, se denunció la escasa capacidad de ataque al suelo de la fuerza de la OTAN, y se decidió modificar 6 aviones Typhoon (para darles capacidad de ataque terrestre) y el envío de cuatro aviones de ataque Tornados más. El hecho de que la OTAN tenía mucho menos poder es algo que ya dejó en evidencia The Guardian en esta noticia del 5 de abril.

Todos estos problemas causaron las agrias críticas de Francia y Reino Unido a la OTAN, dejando al descubierto las profundas divisiones que en el bando occidental existen, y que a duras penas consigue mantenerse unido frente a Gadafi. Estas criticas a la OTAN, en verdad no son sino una manera indirecta de pedir al resto de aliados más aviones de ataque y que interfieran menos en la conducción de la guerra. Tal es la necesidad, que ha obligado al propio secretario general de la alianza a pedir ya abiertamente más aviones de ataque al suelo.

Si bien los objetivos bélicos (en sus vertientes militares, políticos y económicos) de esta guerra y los medios que hay que poner a disposición no están claros, lo cual impide que se diseñe un plan de guerra (primer paso para la conducción de toda guerra), el objetivo general si está clarísimo: la salida de Gadafi del poder. Este es el único punto de unión entre los aliados de la coalición, y es lo que permite ir improvisando a esta inusitada coalición de miembros de la OTAN y países árabes las medidas a seguir. Por lo tanto, este es el centro de gravedad que ataca Gadafi cuando plantea una guerra larga y costosa. Es más, lo que plantea Gadafi es una guerra en tablas e invencible, un punto muerto, que haga que ese objetivo deje de ser atractivo a un número de aliados suficiente para que la coalición se desmorone, lo que dejaría inerme a los rebeldes, para que acto seguido las fuerzas lealistas vayan luego a cobrarse la pieza.

Por lo tanto, el fin de la guerra no permanece elusivo, como dice esta noticia. No hay punto muerto auténtico. Hay que seguir manteniendo la presión para que Gadafi se desmorone. Así, y sólo así, terminará ganándose esta guerra. Los altos el fuego y las propuestas del hijo de Gadafi para una transición a un gobierno más democrático, no son sino una muestra de debilidad y de reconocimiento de que su tiempo se acaba.

Hay que admitir que las fuerzas rebeldes y de la OTAN actualmente son incapaces de ganar una guerra de movimientos y de aniquilación de la fuerza enemiga al estilo convencional. La respuesta entonces, y de forma necesaria, es la guerra de desgaste.

2 comentarios:

  1. Las guerras de desgaste son muy jodidas. Hitler creía estar luchando una guerra de desgaste en Stalingrado y que la estaba ganando..........
    El problema es ¿cuanto puede aguantar Gadafi? Porque la coalición desde el punto de vista político bien poco. Y los rebeldes desde el punto de vista militar menos aún.

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  2. Muy interesante. Me apunto esa idea de "guerra de desgaste" cuando vuelva a actualizar FlancoSur.info

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