jueves, 1 de septiembre de 2016

Defensa Antimisil americana y el ICBM ruso Sarmat.


Desde hace años hay una agria polémica de hasta qué punto las defensas antimisiles que están erigiendo los EEUU entorno a Rusia, son o no una amenaza para la credibilidad disuasiva del arsenal nuclear estratégico ruso

En general, en Occidente, se suele despachar el asunto con comentarios un tanto condescendientes sobre la proverbial paranoia rusa y su mentalidad de cerco. Pero resulta que si se echa un vistazo a los datos y se analiza un poco, en realidad se comprueba que los temores rusos están bien fundamentados. La preocupación rusa se puede resumir en dos apartados: el defensivo y el ofensivo. 1) Los misiles antimisiles del tipo que se despliegan en Europa (SM-3) sí podrían derribar los ICBM rusos en la fase de impulso (boost) y de ascenso. 2) Las instalaciones antimisiles en Europa podrían transformarse rápida y encubiertamente en plataformas que disparasen misiles ofensivos contra los ICBM y puestos de mando rusos (instalando misiles de crucero donde estén instalados los SM-3); a ello se añade que los EEUU están desarrollando nuevas armas de precisión convencional y nuclear de bajo rendimiento, por lo que la combinación de ambas capacidades podrían destruir buena parte del arsenal disuasivo ruso en tierra.



Para saber si un sistema antimisil puede interceptar en vuelo a un ICBM, las dos variables principales son 1) velocidad de ascenso del antimisil y 2) el momento en que se detecta el vuelo del ICBM después de ser lanzado. Pues bien, tal cosa se ha modelado por varios especialistas teniendo en cuenta las prestaciones de los misiles SM-3IIA (4,5 kilómetros por segundo) y SM-3IIB (5,5 km/sg), añadiendo una cantidad razonable de tiempo desde que se dispara el ICBM hasta que se detecta y se ordena el disparo. Pues bien, por ejemplo, según esta publicación de Arms Control, si los misiles interceptores SM-3IIB están situados en el mar del Norte o de Barents (en buques Aegis), sí podrían derribar los ICBM rusos. En la siguiente imagen pueden verse los kilómetros por segundo mínimos que necesitarían los interceptores lanzados desde el mar del Norte y de Barents, para derribar los ICBM disparados desde las bases rusas indicadas


Puede comprobarse que las prestaciones del misil interceptor SM-3IIB (de 5,5 km/sg) son suficientes para derribar los ICBM rusos. En esta otra modelación que se ve en la imagen de abajo, también se comprueba que buques dotados con SM-3IIB posicionados en el mar de Barents y del Norte, sí pueden derribar los misiles intercontinentales rusos en su vuelo hacia los EEUU, menos los misiles de la base de Irkutsk (que en el mapa del comienzo puede verse que está localizada en Extremo Oriente).


Por lo tanto, queda demostrado que potencialmente el escudo antimisiles que erigen los EEUU en Europa sí son una amenaza a la fuerza disuasiva nuclear estratégica rusa. No es ninguna paranoia infundada del Kremlin. Tal es así, que el desarrollo del misil SM-3IIB fue cancelado por el presidente Obama. No obstante, el resto de la infraestructura antimisil se sigue desarrollando en Europa, tanto los lanzadores de misiles antimisiles, como los radares capaces de detectar la fase de impulso y ascenso de los misiles balísticos rusos, como la red de telecomuniaciones y puestos de mando para interconectar todos los datos y hacer lanzamientos remotos de misiles antimisiles (barcos americanos disparando misiles antimisiles en el mar del Norte usando la información de seguimiento y targeting de los radares situados en Europa continental).

Es decir, aunque es un paso importante el que Obama suspendiera el desarrollo del SM-3IIB, lo cierto es que el resto de la infraestructura antimisil se sigue construyendo y nada impediría que, el próximo presidente, tome la decisión de volver a desarrollar el SM-3IIB, o que el actual presidente hubiera decidido desarrollar ese misil antimisil SM-3IIB en secreto. Con toda la infraestructura ya construida y ultimada, solo faltaría el último paso de desplegar el misil antimisil IIB, algo que podría hacer relativamente rápido.



Para colmo, los EEUU están decididos a desarrollar un sistema de alerta temprana para detectar el lanzamiento de ICBM mediante una constelación de satélites en el espacio, lo que podría reducir el tiempo de detección (con un mínimo de precisión útil, superior al de la firma infrarroja que detectan los satélites SBIRS) para poder disparar los misiles antimisiles tan solo unas decenas de segundos después de que se lanzasen los ICBM rusos (respecto a los 120/155 segundos actuales), lo que incrementanría considerablemente la efectividad de los antimisiles para derribar los ICBM durante su fase de impulso y ascenso.

Como el escudo antimisiles norteamericano en Europa sí plantea una amenaza muy considerable a los ICBM rusos, algunos dicen que Rusia debería disparar sus misiles balísticos intercontinentales no en dirección a la costa este americana (como se ve en las tres primeras imágenes) vía Europa y el Polo Norte, sino que debería hacerlo en dirección la coste oeste. Pero hay dos problemas con esa alternativa: 1) la gran mayoría de la población y de la economía de EEUU está en la coste este, 2) los americanos podrían desplegar antimisiles en el Pacífico, Corea, Japón, etc, algo que de hecho ya están haciendo.

Las mejores alternativas que tienen los rusos son las dos siguientes.

1) Desplegar misiles hipersónicos, ya que estos tienen una trayectoria no balística y son mucho más difíciles de interceptar debido a su alta velocidad y capacidad de maniobra, lo que convierte a los misiles antimisiles (de por sí poco maniobreros) en armas poco eficaces contra los misiles hipersónicos.

2) La otra alternativa es la de desplegar un ICBM superpesado de tal potencia en su empuje que pueda hacer trayectorias hacia los EEUU evitando el Polo Norte y Europa, a través de rutas más ecuatoriales o el Polo Sur (totalmente alejados de los sistemas antimisiles). Si además dicho ICBM pudiera transportar de 10 a 15 cabezas nucleares de varios cientos de kilotoneladas cada una, la capacidad disuasiva nuclear de Rusia quedaría mucho más reasegurada. Si para colmo dicho ICBM podría dispararse en un lapso de un minuto a pesar de ser de combustible líquido, dichos misiles serían menos vulnerable a un primer ataque contrafuerza que pudiera destruirlos en tierra. Dicho ICBM ruso es el Sarmat, que tendrá que hacer su primera prueba dentro de pocos meses y entrará en producción dentro de pocos años. En las dos siguientes imágenes pueden verse las trayectorias que puede hacer el misil Sarmat en su aproximación a EEUU y las principales características del misil.



A pesar de resultar reiterativo, quisiera volver a destacar que la amenaza de los sistemas antimisiles norteamericanos es real y no fruto de la paranoia, y que los rusos en consecuencia desarrollan misiles y otras capacidades que intentan anular a la defensa misil estadounidense. Una defensa antimisil de los EEUU, que de combinarse con ataques preventivos de armas nucleares de bajo rendimiento (explosión pequeña) y convencionales de alta precisión, podrían destruir la mayor parte de la fuerza de ICBM rusa en tierra (tal es el caso de los programas americanos del Prompt Global Strike, la bomba aérea B-61-12 que analicé aquí o el misil LRSO), dejando a los misiles rusos supervivientes como presa fácil de los sistemas antimisiles.

Además del misil Sarmat o desarrollar misiles hipersónicos, los rusos están tomando medidas como volver a desplegar ICBM en trenes para así hacerlos muy difíciles de localizar y atacar (ya que pueden moverse hasta 1000 km al día), o mejorar sus armas nucleares tácticas para destruir preventivamente el escudo antimisiles norteamericano en Europa. Aunque eso ya es algo que analizaré en otra entrada de este blog en otro momento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario