sábado, 5 de abril de 2014
Cero Nuclear con Crimea en el horizonte.
La política de Cero Nuclear fue una extraña iniciativa de desarme nuclear que consiguió el apoyo de buena parte de stablishment político y académico de EEUU. Fue sorprendente por que incluso Henry Kissinger (que saltó a la fama en los años 50 con su maestra "Nuclear Weapons and Foreign Policy") diera su total apoyo a dicha campaña. El cúmulo de desatinos que se decía en el documental de la campaña lo podría haber firmado cualquier jipi del CND de los años 80. Desde que se publicó dicho documental con su respectivo papel, Kissinger y otras figuras que apoyaron tal Cero Nuclear han matizado o retractado su anterior apoyo. Es evidente que tal campaña no fue sino una hábil maniobra de propaganda con fondos encubiertos para lograr avances en el desarme nuclear ruso, y de paso intentar mejorar la imagen de Obama que haría el bello y vacío discurso de Praga.
Vana esperanza todo, algo de lo que se da buena cuenta en este artículo en The National Interest. La Teoría de la Disuasión, amparada en hombros de gigantes como Von Neuman (el que para muchos ha sido la persona más inteligente de la historia), Oskar Morgensten, Schelling, Wholstter o Nash, hizo una serie de hallazgos intelectuales que son de pura lógica y de los que no puede escaparse. Admitiendo las evidencias de la disuasión, en la propia comunidad de estudios estratégicos y seguridad internacional, hay consenso en que para anular el arsenal nuclear de EEUU con cualquier tipo de defensa antimisil que pueda desplegar en un futuro inmediato, hacen falta unas 1500 cabezas nucleares rusas, por lo que plantear una política de eliminar las armas nucleares es pura fantasía.
En cualquier caso, de producirse el desarme nuclear, ello dejaría en superioridad militar a los que tengan ventaja en armamento convencional. Es lo que siempre se ha llamado el "poder igualador del átomo". Da igual tener 1000 armas nucleares contra 3000, la destrucción mutua está asegurada (sin defensas antimisiles) y queda el equilibrio del terror en "equivalencia esencial". Con armas convencionales no ocurre tal cosa, los fallos o límites de la Teoría de la Disuasión que sacan a relucir sus críticos, con el armamento convencional se realzan muchísimo al no haber igualación esencial, por lo que el riesgo de que estallen guerras se incrementa de forma dramática e inevitable. El desequilibrio convencional, sin la amenaza de destrucción total, alienta los incentivos para las agresiones militares (por parte de los que quedan en ventaja convencional). Es algo de pura lógica, es más, es sentido común de perogrullo.
Consecuentemente, y siempre siguiendo tanto la lógica que critica la disuasión como la que la apoya, cualquier tipo de iniciativa de desarme nuclear ha de ir acompañada de reducciones de armamentos convencionales, que de alguna forma dejen equilibrados entre sí (en la línea de la Teoría Ofensiva-Defensiva) a las potencias que tengan alguna clase de conflicto o choque de intereses.
Y es una vez llegados a este punto, es donde encontramos el principal fallo lógico de los que proponen el desarme nuclear. Si el principal riesgo a la seguridad internacional es la mera existencia de armamentos (de destrucción masiva y convencionales, sin tener en cuenta elementos políticos) ha de eliminanarse la práctica totalidad de las armas del mundo para lograr la seguridad. De lo contrario, la desaparición de solo el armamento de destrucción masivo hará más probable la guerra. Reconociendo el hecho de que nunca en la historia se ha dado tal alineamiento de todos los astros del universo de la política internacional (el desarme total en todas las armas), lograr el desarme nuclear haría al mundo más bélico (aunque ya no podrían estallar guerras nucleares).
Aquí reside el único punto lógico a favor de la política de desarme nuclear. De lograrse ese desarme, ya no podría estallar una guerra nuclear aunque fuese limitada, y lo más importante: no podría estallar una guerra nuclear total que destruyese el mundo.
Los defensores del desarme nuclear (críticos de la disuasión) intercambian el tener mucho más riesgo de grandes guerras, a cambio de que no ocurra el apocalipsis nuclear. Por contra, los adalides de la disuasión, dicen que el poder de destrucción total mutua y universal asegura que nunca habrá tal apocalipsis, y que las armas nucleares también impedirán que hayan grandes guerras de ninguna clase (por el miedo de escalada desde una gran guerra convencional a una nuclear limitada y luego a una guerra nuclear total). Las guerras que ocurran serán menos numerosas y siempre limitadas.
No obstante, se especule lo que se especule, lo cierto es que las abstracciones del Cero Nuclear o del auge de la Disuasión Convencional (que limita la utilidad disuasiva de las armas nucleares, teniéndose que desarrollar capacidad de ataque estratégico con explosivos no nucleares), se topan con un hecho muy tozudo: la política nuclear rusa. Esta se basa en reservarse el derecho de usar su arsenal nuclear cuando quieran (primer uso) incluso para defenderse de amenazas no existenciales y ante una agresión exclusivamente convencional. Si algún país tratase de quitar a Rusia una parte pequeña de su territorio sin amenazar sus ciudades o lo esencial de sua intereses económicos, los rusos llegarían a usar su armas nucleares para tratar de impedirlo. Rusia es plenamente consciente de su inferioridad convencional frente a una OTAN decidida o China, y para disuadir amenazas directas se ampara en su arsenal nuclear, arsenal que siempre tratará de mantener con capacidad disuasiva real frente a cualquier defensa misil y/o primer ataque (estmándose una cantidad mínima de 1500 cabezas nucleares en su arsenal estratégico, a lo que habría que añadir el arsenal táctico nuclear).
Hace algunos años, en el simposio anual (concretamente el de 2010) que organiza el STRATCOM (Mando Estratégico de EEUU), resultó muy divertido escuchar a los ponentes occidentales hablar sobre la caída de la utilidad de las armas nucleares y del auge de la disuasión convencional... para que último ponente, un ruso (el general al mando de las fuerzas estratégicas rusas), echara por tierra tales expectativas exponiendo la muy nuclear política de defensa y disuasión rusa. El Cero Nuclear y la disuasión convencional, es un producto intelectual meramente occidental, infectado del relativo pacifismo progresista que reside en toda mente de la ilustración (típico del occidental promedio) y de una falsa (en cuanto que es solo circunstancial) sensación de seguridad producto de la gigantesca superioridad de armamentos convencionales (que disfruta Occidente) respecto a sus potenciales oponentes.
Pero las esperanzas de la Ilustración (los 14 puntos de Wilson, la Sociedad de Naciones) murieron con el pacto de Múnich y con la Segunda Guerra Mundial. Y la enorme superioridad convencional va erosionándose a pasos agigantados con el enorme crecimiento económico de China y el rearme de Rusia, a la vez que Europa se desmilitariza y EEUU ha decidido reducir de forma considerable sus fuerzas armadas por sus grandes problemas fiscales. Rusia, al ver el constante expansionismo de la OTAN en su esfera de influencia, va estar mucho menos dispuesta ahora a renunciar a sus arsenal nuclear antes de que comenzara la crisis ucraniana, y la anexión de Crimea y la puesta en evidencia de lo vacuo de las promesas del Memorándum de Budapest no hará sino reforzar a los interesados en la proliferación horizontal.
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La actual superioridad militar convencional occidental no la veo yo tan clara contra Rusia. Dependería mucho del tipo de guerra. Europa ahora no puede ser invadida por Rusia. Pero tampoco Europa puede invadir Rusia en plan guerra de los 6 días. En una guerra larga en la que las industrias se pusieran al servicio de la guerra de forma masiva, si. Pero en un enfrenamiento fronterizo de tiempo limitado no lo veo yo tan claro. Porque una cosa es ir a invadir países tercermundistas como Libia, Afganistán o Iraq y otra muy distinta enfrentarse a Rusia. Pero si ni con Siria o Irán ha habido voluntad............
ResponderEliminarRusia tiene el PIB de Italia, y su millón de militares es poca cosa frente a los tres millones de la OTAN. Con China les pasa algo parecido. Aunque contra la otan tienen la ventaja de que en Europa está dividida. Pero si hubiera una guerra general estarían en gran inferioridad. La vetaja que tienen es que pueden jugar con las divisiones de la otan y seguir estrategias indirectas, pero nunca amenazarnos directamente, ya no tiene esa capacidad.
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