(Mix de posts del 23 y 26 de marzo publicados en otros medios)
Libia.
Mientras el gobierno libio de Tobruk intenta destruir al gobierno libio de Trípoli lanzando una ofensiva, Bernardino León (el enviado de la ONU para Libia) dice que esta semana (hace dos semanas ya) saldrán los primeros nombres del gobierno de unidad nacional (¡!¿)
Es sorprendente lo abstraída del más básico realismo que está esa gente que cree que hace diplomacia. Los distintos ejércitos libios se seguirán matando entre sí, así como el Estado Islámico seguirá creciendo en medio de todo ese caos, mientras ese ridículo e inane burócrata dirá que ha solucionado la guerra en Libia creando un "gobierno" de unidad nacional al que nadie hará caso.
No es algo que diga sólo yo. Por ejemplo, hace poco, en el Grupo Internacional de Crisis, se reconocía la nulidad diplomática de la ONU.
"P. Con las crisis en Siria, Mali o Sudán del Sur, la CREDIBILIDAD de la ONU en la mediación y resolución de conflictos está en un punto bajo. ¿Eso hace que esté más inclinada a ayudar o no?
R. Cuando uno mira alrededor del mundo en este instante, no ve sino historias malas. Túnez es una historia esperanzadora, pero la más prometedora es sin duda Colombia.
En medio del poco éxito del sistema de Naciones Unidas y de la comunidad internacional en tantas situaciones de conflicto recientes, el proceso de paz en Colombia es una oportunidad dorada para rescatarla de esa sensación de fracaso.
Si miras al Consejo de Seguridad [de la ONU], ves que hay una voluntad de apoyar al liderazgo de un país jugándosela por una salida negociada al conflicto. La seriedad y el compromiso de Santos y Colombia por terminar el conflicto han generado mucha buena voluntad a nivel internacional. Ahora es el momento de movilizar esa buena voluntad."
Sin ir más lejos, el 16 de marzo, antes de que Haftar iniciara su ofensiva contra el gobierno de Trípoli, Hafed Al-Ghwell explicaba muy bien en este artículo imprescindible, las enormes falencias del método ONU de Bernardino León en Libia. Fueron palabras proféticas y aleccionadoras.
Yemen.
La iniquidad y majadería habitual de los diplomáticos de la ONU (a la que ya estamos acostumbrados), salió a relucir de nuevo con el estallido de la actual guerra civil en Yemen.
Hasta tal punto fue nefasta la actuación del enviado de la ONU, que está siendo acusado de haber dado cobertura diplomática y tiempo a los Houtis en su ofensiva contra el presidente internacionalmente reconocido, Hadi (como dice Al-Sabri al final de esta noticia) El enviado no informó debidamente de los planes e intenciones Houtis. Sus continuas llamadas a negociaciones inútiles en Doha (en vez de condenar la invasión Houti) han sido la coartada perfecta para que actuasen a sus anchas desde el intento de golpe el jueves y el inicio de la invasión el domingo. Esa es la opinión extendida en la calle y medios yemeníes.
La incapacidad buenista y pacifista de estos diplomáticos de la ONU, da resultado cuando la guerra ya está acabada y las partes están más que dispuestas a cooperar: cuando todo es fácil.
Pero en entornos verdaderamente complicados, cuando se está al borde de la guerra, esas actitudes muestran todas sus carencias y que no son capaces de generar estabilidad, sino de alentar la agresión y la guerra.
Es algo que los realistas sabemos desde los años 30 (en realidad lo sabemos desde la noche de los tiempos) pero que esa gentuza inútil de la ONU no, cegados en su estupidez idealista. En Yemen, la actitud del enviado de la ONU (lo mismo se podría decir, por ejemplo, de Benardino León en Libia) está siendo objeto de duras críticas y de haber alentado (sin intención) la agresión Houti.
Loa ONU como instrumento diplomático que es, solo sirve si las partes quieren alcanzar un acuerdo. Entonces pude servir para algo. Otra cosa sería evaluar a que costo......... Por otra parte la actuación de la ONU muchas veces es "secuestrada" por países con intereses en la zona, con lo que los "locales" no la ven como un ente neutral. Como pasó en Somalia en los años 90
ResponderEliminarEfectivamente no pueden ir más allá del Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas, pero dentro de ello su cometido está siendo nefasto.
EliminarEl enviado para Yemen, por ejemplo, debió denunciar los planes Houties de invadir Yemen (que eran conocidos en ciertos ámbitos), o el golpe de Estado que depuso a Hadi, como algo inaceptable y pedir una intervención internacional para restaurar la legalidad, no insistir en que podría haber salida diplomática cuando ya todo estaba roto. Debió hacer como Romeo Delaire en Ruanda, denunciando los planes hutus y lo que se avecinaba, no en insistió en los Acuerdos de Arusha que ya estaban muertos. Que la comunidad internacional le haga caso o logre ponerse de acuerdo ya está fuera de su responsabilidad. Y lo de Libia es que ya es de chiste. La diplomacia debe cumplir sus funciones de información e intermediación para contribuir al juego limpio y la negociación, no negar la gravedad del problema para que este siga creciendo, ni hacer conversaciones con actores sin poder real, o hacer de la diplomacia una coartada para ganar tiempo en preparar una conspiración golpista o una invasión.