En primer lugar, el estudio desdeña la idea de que EEUU debe renunciar a los portaaviones (por ser caros y vulnerables) al considerarla una opción militarmente desiquilibrada. Si se quiere cumplir con las funciones tradicionales y normales de toda armada (control marítimo y proyección de fuerzas), ello es inviable sin una considerable fuerza de superficie aeronaval. Con submarinos, misiles basados en plataformas terrestres y aviación en bases terrestres, como mucho sólo se puede negar el espacio marítimo a China (o cualquier país litoral con capacidades A2/AD), pero no hacer un control del mismo y mucho menos proyectar poder desde el mar contra tierra. Además, cualquier intento de proyectar poder queda supeditado a que EEUU tenga bases en países aliados y que permitan su uso en operaciones ofensivas. Proyectar poder desde los EEUU directamente, puede ser logrado por bombarderos estratégicos de baja observavilidad. Pero realizar operaciones ofensivas y defensivas contraaéreas (OCA y DCA respectivamente) hasta la primera cadena de islas, sólo se podrían hacer de manera muy limitada si solamente se pudieran operar los aviones de caza desde bases como Guam o Kadena (y prácticamente nulas si tuvieran que operar desde Hawaii, Austrália, etc), por lo que EEUU además de perder el espacio marítimo, perdería el control del espacio aéreo frente a China en algún conflicto en algún lugar frente a sus costas.
En las páginas 30 a 32 se describen los escenarios probables de las guerras futuras para las que debería diseñarse la armada americana, escenarios que consisten básicamente en algún tipo de enfrentamiento con China por: 1) Taiwán, 2) Shenkaku-Japón, 3) mar del Sur de China (islas Spratley, etc). No obstante, a lo largo del del estudio también se citan a Rusia e Irán como posibles adversarios contra los que habría que realizar operaciones de proyección de fuerza, control marítimo, ofensiva contraaréra, etc.
En segundo lugar, el papel del Hudson demuestra que la opción de construir portaaviones más pequeños en lugar de los actuales superportaaviones no tiene demasiado sentido. Tal opción puede resultar atractiva a primera vista, dado el gran coste que supone un superportaaviones y lo vulnerables que son ante la actual proliferación de sistemas de reconocimiento y vigilancia, misiles antibuque de largo alcance, etc. Según esa lógica, los superportaaviones significan poner todos los huevos (recursos económicos) en unas pocas cestas, cestas que para colmo son muy fáciles de robar. Los recursos económicos disponibles sería mejor emplearlos en submarinos, buques de superficie pequeños y baratos (corbetas, fragatas, destructores, etc) y en un número superior de portaaviones más pequeños pero más numerosos. Se obtendría así unas capacidades aproximadas a los de tener superpotaaviones, a la vez que se dispersa el riesgo y se aumenta la capacidad de supervivencia de la flota.
Tal argumento en realidad es completamente falaz, ya que si se opta por portaaviones de tamaño medio tipo Charles de Gaulle o Kuznetsov (40.000-60.000 toneladas), el precio de cada portaaviones apenas es ligeramente inferior (un 22%) al de un superportaaviones (100.000 toneladas) como por ejemplo la clase Nimitz. Pero con la salvedad de que un superportaaviones es capaz de llegar a operar con un ala aérea de unos 100 aviones mientras que un De Gaulle o Kuznetsov apenas puede operar 30 o 40. Además, cada superportaaviones puede llevar mucha más munición y combustible de aviación. Para colmo, un Kuznetsov al ser de configuración STOBAR en vez de CATOBAR sólo puede proyectar aviones con una carga de armamento y combustible muy limitada, reduciendo considerablemente el alcance y capacidad de ataque del portaaviones (algo de vital importancia si ha de operarse en entornos A2/AD).
Comparativa de costes y de capacidad de almacenaje de fuel y munición de un superportaaviones respecto a tres buques de cubierta plana de tamaño medio
Comparativa de almacenaje de combustible de aviación y naval, así como de municiones, entre un portaaviones de la clase Essex (un portaaviones medio como el Kuznetsov) y otro de la clase Forrestal (el primer superportaaviones de la historia).
Comparativa entre portaaviones de escolta, ligero y medio en número de aviones capaces de albergar.
Como puede comprobarse, incrementar el número de portaaviones reduciendo su tamaño, en realidad es una opción considerablemente más cara (ya que cada portaaviones medio apenas es algo más barato pero habría que contruir un número superior para no reducir en demasía el número de aviones proyectables) a la vez que disminuye de manera importante las capacidades de la flota por reducir el número de aviones, el alcance y carga de combate de los mismos, etc.
En tercer lugar, el estudio describe los conceptos operacionales que han de implementarse si los EEUU quieren ser capaces de realizar el dominio del aire, el control marítimo, la proyección de fuerzas, etc, para que de ese modo el país tenga capacidad de disuasión, disuasión extendida a aliados, coerción, etc, con el que ejercer el control de la situación política internacional.
1) Single Naval Battle. Básicamente consiste en las clásicas operaciones aeronavales y anfibias que se realizaron en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Si EEUU va a librar una guerra futura en Asia las operaciones no van a diferir esencialmente de las de entonces. Los americanos tendrán que ser capaces de retomar el control de las Shenkaku, de la isla de Quemoy o cualquier puesto avanzado chino, así como de realizar desembarcos en Taiwan en caso de que sufriera una invasión, etc. Por lo tanto, el diseño de la flota ha de ser equilibrado: con superportaaviones y grupos de asalto anfibio, alejándose de la tendencia actual (que hace una falsa economía) de reducir el número de portaaviones y naves anfibias.
2) Air Force-Navy Theater Strike. Este concepto consiste básicamente en operaciones para asegurar el acceso al teatro y área de operaciones, que es en lo que consiste la AirSea Battle, el JOAC o el JCEO: esencialmente operaciones de ataque para erosionar y destruir las capacidades A2/AD. Para ello han de operar de manera conjunta los activos de ataque de la fuerza aérea (bombarderos estratégicos, guerra electrónica, misiones SEAD, etc) y la armada.
Como puede verse en la imagen, si EEUU adopta una política militar más barata pero desequilibrada, las bases aéreas americanas de teatro serían machacadas por salvas masivas de misiles balísticos y de crucero chinos (abrumando las defensas americanas), por lo que las capacidades asimétricas y compesantarias supervivientes (submarinos, misiles basados en tierra, etc) serían la única defensa para evitar asaltos contra Taiwán, Spratley, etc, ya que la armada de superficie sin aviación embarcada suficiente, sería rápidamente hundida o expulsada del área y del teatro.
3) Persistent Suport y 4) Power Pulse.
El Power Pulse es descrito normalmente como una suerte de "hit and run". Las defensas A2/AD están muy desarrolladas y tienen un gran alcance, los portaaviones sólo podrían operar a una gran distancia de la costa y lanzar ataques limitados contra el despligue enemigo. El tipo de aeronave y ala aérea para ese concepto operacional implica desarrollar aviones de mucho más alcance y capacidad de carga que los actuales Superhornets y F-35, además que implica aviones de apoyo específico, como de guerra electrónica y SEAD (incrementar el número de Growlers) y un número superior de aviones de avastecimiento en vuelo.
El Persistent Suport implica que las capacidades A2/AD ya han sido erosionadas en buena medida o no existen, por lo que se puede operar cerca de la costa y dar apoyo aéreo cercano a operaciones terrestres o anfibias. La configuración de un ala áera para ese tipo de operaciones podría ser parecida a la actual, pero como también habría que operar en un entorno mucho más hostil, lo conveniente es que las prestaciones de alcance, carga y número de aeronaves se sitúe a niveles comparables o mayores al que tuvo en los años 60 (con bombarderos de largo alcance embarcados), añadiendo UCLASS también de gran autonomía.
5) Cooperative Multi-CSG Operations y 6) Integrated Multi-CSG Operations.
La Integrated Multi-CSG Operations consiste en hacer operaciones conjuntas entres varios grupos de combate en áereas de operaciones con una A2/AD muy desarrollada, tal y como antaño operaban los grupos de portaaviones bajo un único mando en la SGM (como Halsey en la batalla de Cabo Engaño), pero aprovechando las mejoras en información y guerra basada en redes y realizar ataques alpha-strike masivos.
La Cooperative es sencillamente el tipo de operaciones clásicas en lugares de defensas mucho menos densas y que, por lo tanto, no requieren el esfuerzo conjunto de varios superportaaviones lanzando casi todos sus recursos de una vez contra territorio enemigo. Tal era el caso, por ejemplo, de las operaciones en Yankee Station en el golfo de Tonkin contra Vietnam del Norte.
En tercer lugar, se demuestra que para operar contra un país como China, que exigirá realizar un elevado número de ataques a tierra y mar, así como operaciones ofensivas y defensivas contraaéreas para ayudar a lograr la superioridad aérea, hace falta desplegar en las estaciones de combate un número de portaaviones de entre 5 y 6, al que se escapa de las falsas economías que se están haciendo actualmente en el Pentágono (tanto en el número de portaaviones en servicio, tipo de ala embarcada, aviones de reabastecimiento en vuelo de la armada y la fuerza aérea, etc).
En la siguiente figura puede verse el número de ataques que pueden hacerse a largas distancias con el tipo de aeronaves actualmente disponibles a razón del número de portaaviones, distancia y su hay o no capacidad de repostaje embarcada y de la fuerza aérea. Queda claro que las capacidades disponibles por poseer superportaaviones en vez de portaaviones medios, tener suficientes tanqueros embarcados y que la fuerza aérea adquiera un número elevado de nuevos tanqueros, son muy superiores a realizar falsas economías adquiriendo portaaviones medios y racanear en aviones de reabastecimiento.
En el siguiente gráfico puede comprovarse como el tener más portaaviones así como suficientes tanqueros, incrementa la inclinación de la pendiente en el peso de municiones que pueden llevarse hasta el lugar en el que se disparen, a medida que se acumulan los días de operaciones. La diferencia es abismal.
En la siguiente imagen puede verse como para realizar operaciones contraaéreas contra la fuerza aérea china a 600 millas náuticas de la costa, hacen falta 5 o 6 portaaviones con suficiente capacidad de aviones tanqueros para no estar en inferioridad numérica. Otro argumento muy poderoso para no reducir el número de portaaviones como se está haciendo en la actualidad.
Las pérdidas en combate o atricción en el ala aérea, también es un factor capital a la hora de analizar la necesidad de tener superportaaviones y alas embarcadas no de 50 o 60 aviones como ahora, sino de 90 o 100. En la siguiente figura puede el decrecimiento proporcional según diversas tasas de pérdidas por misión.
De la misma manera que hace una falta una importante flota de aviones tanqueros para reavastecimientos en vuelo, también hace falta una flota logística y una red de bases suficiente y extensa para asegurar el aprovisionamento de municiones, fuel, alimentos, etc, a los grupos de combate aeronavales. En el siguiente gráfico puede observarse como la actual flota logística naval es claramente insuficiente para abastacer de 5 o 6 portaaviones (a más de 2500 millas de las bases) en una hipotética guerra o crisis con China, lo que lo sitúa justo en el límite de posibles pérdidas o hundimientos.
En consecuencia a lo anterior, dado el número de naves logísticas disponibles el punto óptimo para operar de los grupos de portaaviones el situado en el siguiente mapa. Evidentemente, a mayor número de buques logísticos se podrá operar con un alto tempo mucho más cerca de las costas chinas si la erosión de la A2/AD o la situación política y militar lo exige.
En cuarto lugar, en el papel se discute cuántos superportaaviones necesitan los EEUU. Se hace el cálculo convencional de que por cada hub harán falta 4 portaaviones y pico para tener asegurados una permanencia de 365 días sin que pueda producirse algún gap, por lo que harían falta 9 para dicho objetivo de 2 hubs y 365 días. No obstante, ello no tiene en cuenta que en caso de guerra haría falta concentrar un gran número de superportaaviones (como los 5 desplegados para Iraqui Freedom). Además, como han señalado algunos analistas, en verdad las necesidades de seguridad de EEUU pasan por un mundo de 3 hubs, por lo que el número mínimo debería ser el de 12-13 portaaviones, siendo en realidad necesario 15, teniendo en cuenta que una vez comienza una guerra de alta intensidad (como la de 1991 o 2003) y no las operaciones a relativamente menos escala de Afganistán o los bombardeos al Estado Islámico.
Por último, el estudio dedica un capítulo a la evolución de la percepción de la utilidad y deseabilidad de los portaaviones a lo largo de la historia. Cuando es necesario proyecta poder en lugares puntuales en tierra y no hay disponibles abundantes bases aéreas cercanas al área de operaciones, los portaaviones son percibidos como altamente valiosos. Cuando se estima que los portaaviones son vulnerables a los ataques de aviación basada en tierra y no se considera que no son imprescindibles para realizar operaciones ofensivas (como cuando se cree que una flota de bombarderos estratégicos puede hacer dicha función), la percepción de su valor pasa a ser baja (situación en la que estamos actualmente). Ver el siguiente gráfico que representa la evolución histórica de la percepción del portaaviones en EEUU.
En conclusión, EEUU necesita superportaaviones, más de los que tiene ahora, avionas más capaces (más autonomia, especializados, etc) de los que tiene en la actualidad, un ala aérea más numerosa, más buques de asalto anfibio, etc. Es decir, todo lo contrario que está haciendo Obama hasta el día de hoy.
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