Meir Dagan, este viernes, en su primera comparecencia pública desde que dejó la jefatura del Mossad (en septiembre de 2010), alerta contra un ataque contra la infraestructura militar de Irán.
Sería un ataque ilegal bajo la ley internacional, ya que dicha infraestructura está bajo la supervisión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), y es una infraestructura civil.
Además, y más importante, el ataque probablemente tendría unos efectos mucho menores sobre el programa iraní, que al que se hizo contra la central nuclear iraquí de Osirak en 1981. Aquel ataque logró retrasar el programa iraquí durante unos 10 años. No hay que olvidar que los inspectores internacionales tras la guerra de 1991, descubrieron que Irak estaba muy cerca logra la bomba atómica. Y también, como hoy ocurre con Irán con sus científicos, occidente o israel mataba a científicos implicados en el programa iraquí de armas de destrucción masiva. Como el sonadísimo asesinato de ingeniero de cañones Gerald Bull, que desarrollaba su conocido gran cañón para Sadam Hussein.
Pero el ataque contra el programa iraní, al estar escaqueado a lo largo de todo ese gran país, sería de un efecto dilator muy inferior. Además está que Irán tiene misiles balísticos con los que represaliar a israel en una guerra de ciudades (aquí artículo de TIME de 1985) (fuerza de misiles de los Guardias Revolucionarios), y podría azuzar a Hamás y Hezbolá en su contra también. Es decir, Irán puede amenazar con una escalada a la que Israel no podría responder, y de la que le resultaría también dificultoso defenderse.
A este respecto, cabe recordar el famoso estudio (Osrirak Redux, que llegué a traducir pero no posteé) publicado en la prestigiosa revista International Security. En ese estudio se modelaba el ataque contra el programa nuclear iraní. Al final, se llegaba a afirmar que el ataque podía hacerse con razonables probabilidades de éxito, siempre que se tuviera las armas antibunker adecuadas e Irán no contara con defensas antiaéreas avanzadas. Razón por la cual Rusia terminó vetando la venta del sistema antiaéreo a Irán S-300 (que negaría el espacio aéreo iraní a la IAF) Y probablemente el contrabando de ese sistema, fue lo que estuvo detrás de la famosa desaparición de un barco maderero ruso, para impedir la llegada de dicha arma Irán.
Dado que la opción del ataque al programa iraní, aunque no descabellada, es poco atractiva, es normal que en Israel las cosas se muevan en pos de asegurar la supervivencia de su arsenal estratégico contra un primer ataque iraní. En esta noticia vemos como Israel presiona a Alemania para el suministro de un sexto submarino Dolphins (modificación del Type 209). Con estos submarinos, albergando misiles Popeye modificados (los Popeye Turbo), con cabezas nucleares, se aseguraría una capacidad mínima de represalia contra Irán en caso de que lanzara un primer ataque contra-fuerza. Pero la cantidad mínima, para mantener un submarino en el mar arábigo durante todo el año, es de cinco. Por lo tanto, Israel quiere un sexto para que en caso de algún problema en la rueda de reemplazo, hubiese un sexto como reserva.
Que en Israel se decante por la solución de los submarinos, está terminando de dirimir el debate entre dos escuelas en la armada israelí. Por un lado, la que propugna que se centren los esfuerzos en una armada de superficie, que controle las líneas de comunicaciones marítimas de las que depende el país, y defenderlas de otras armadas árabes. Y por otro lado, está la escuela que defiende la postura de una fuerte armada submarina, con capacidad para garantizar una fuerza estratégica de segundo ataque.
También el desarrollo del escudo antimisiles israelí (que tratábamos en este blog, en el post Defensa Antimisil y la Disuación de Israel contra un Irán Nuclear, en el que traducía un interesante análisis sobre las ventajas del sistema Arrow para garantizar la supervivencia de la fuerza aérea israelí, para que pudiese realizar un ataque de represalia contra un primer ataque iraní), indica que la política militar israelí se enfoca hacia el hecho consumado de un Irán nuclear. Tanto los submarinos Dolphins no afectados por los recortes presupuestarios (como parece que sí están siendo afectados las versiones de corvetas Meko A-100), el desarrollo del Arrow o el despliegue del Iron Dome e inversión de fuertes sumas de dinero en ese sistema, indica que en Israel adoptan una política militar defensiva (inédita en sus 63 años de historia, al basarse anteriormente en operaciones ofensivas) y de contrarrestar y limitar las nuevas amenazas de los misiles de Hamás, Hezbolá o Irán.
La capacidad de agresión de los enemigos de Israel se ha incrementado muchísimo con el desarrollo de misiles, e Israel ya no puede contrarrestar dicha capacidad de manera efectiva con ataques para destruir la fuente de dichas amenazas. Es incapaz tanto por motivos militares (incapacidad de localizar todos los lanzadores y destruirlos) como de constricciones políticas (críticas internacionales, ataques de represalia contra su población).
Por lo tanto, parece que los hechos llevan a Israel a confiar cada vez mucho más en la política militar defensiva, el acabar con la vida de los ingenieros inmiscuidos en el programa nuclear o secuestrándolos, cuando no con sabotajes mediante virus informáticos contra el programa nuclear, como las medidas más viables actualmente y menos desestabilizadoras. Menos desestabilizadoras en comparación con un ataque preventivo que desatase una guerra, y el no tener unas fuerzas armadas con capacidad defensiva alentando así a una agresión mediante un primer ataque.
Esas conservadoras medidas podrán ser estables, pero desde luego no garantiza la seguridad en la zona. Como bien decía recientemente Brzezinski, la disuasión muchas veces falla. Y fueron las operaciones militares ofensivas las que impidieron en septiembre de 2007, que Siria comenzase a desarrollar su propio programa nuclear. Además, la opción conservadora de la defensiva, está contra la opinión de los dirigentes de Emiratos Arabes, Qatar, y el sentir de muchos en la región, que alientan a Estado Unidos a que ataque y destruya el programa iraní, ya que "Una guerra convencional ahora sería preferible a un Irán nuclear".
La "comunidad internacional" confía en que las sanciones económicas terminen dividiendo a la cúpula iraní, y hacer que el bando de pactar con Occidente cobre fuerza mediante los incentivos económicos. Pero el programa nuclear está controlado por Guardias Revolucionarios, gente de línea dura, Ahmadineyad no parece el Gorbachov y la mayoría del resto de la cúpula dirigente no es muy proclive al pacto y abandonar su programa de misiles y de fabricación de bombas.
En todo esto la central nuclear de Busher ya ha comenzado a funcionar.
Interesante debate de Al Jazeera sobre la Seguridad en el Golfo Pérsico, donde se puede ver muy bien las diferentes posturas entre árabes e iraníes, culpándose mutuamente de la conflictiva situación internacional actual. Tal y como queda claro en este cable secreto desvelado por Wikileaks, los árabes temen muchísimo a Irán, sobre todo si se hace con armas nucleares, y ruegan a Estados Unidos por una mayor intervención en la zona y más dureza contra Irán. Los iraníes dicen que se sienten intimidados por la presencia americana (imperialismo occidental, amenaza del sionismo) y que son los árabes los que crean el problema permitiendo a EE.UU. establecerse en la zona.
MAGNIFICO ARTICULO,SI SEÑOR!!
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