lunes, 11 de octubre de 2010

La Guerra Híbrida y la USAF tras la Teoría del "Impacto y Pavor".






Por Honorable Robert Wilkie. En la mismísima Air Power and Space Journal (Revista de la USAF) del primer trimestre del 2010.

EN LA DÉCADA de 1980, el teórico militar israelí Martin van Creveld pronosticó que el conflicto militar convencional entre las fuerzas armadas regulares de las naciones-estado declinaría en frecuencia mientras que los conflictos de baja intensidad llevados a cabo por milicias, caudillos, pandillas criminales y fuerzas paramilitares se incrementarían de forma exponencial en el mundo en desarrollo.

La manifestación más reciente de la tesis original de Creveld es la guerra híbrida. ¿Qué es entonces una guerra híbrida? De acuerdo con Frank Hoffman, principal proponente estadounidense de la teoría,

Las amenazas híbridas incorporan una gama completa de modos diferentes de guerra que incluye capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares, actos terroristas con violencia e intimidación indiscriminada, y desorden criminal. Las guerras híbridas pueden ser llevadas a cabo por los estados y una variedad de actores que no son estado [con o sin auspicio de un estado]. Estas actividades multimodales pueden ser realizadas por unidades separadas, incluso por la misma unidad, pero generalmente son dirigidas y coordinadas de forma operacional y táctica dentro del espacio de batalla principal para lograr efectos sinérgicos en las dimensiones física y sicológica del conflicto

Sin embargo, incluso Hoffman admite que “la guerra híbrida no representa la derrota o el ree­m­plazo de la ‘guerra a la antigua’ o guerra convencional por la nueva. Aunque sí presenta un factor de complicación para el planeamiento de la defensa en el siglo 21”.

Además, la más reciente estrategia marítima nacional estadounidense refleja la visión del futuro expresada por el General James Conway, comandante de la Infantería de Marina; el Almirante Gary Roughead, jefe de operaciones navales; y el Almirante Thad W. Allen, comandante del Servicio de Guardacostas: “Los conflictos se caracterizan cada vez más por una mezcla híbrida de tácticas tradicionales e irregulares, planeamiento y ejecución descentralizados, y actores que no son estado que utilizan tecnologías simples y sofisticadas de formas novedosas”.

La guerra híbrida parece ser una variación moderna de lo que se ha llamado guerra compuesta, que comienza con una fuerza regular que aumenta sus operaciones con capacidades irregulares. En la Guerra de la Península, el Duque de Wellington expulsó a los franceses de España realizando una lucha convencional contra los mariscales de Napoleón mientras que lanzaba las guerrillas españolas en la retaguardia francesa. El Mariscal de Campo Edmund Allenby hizo lo mismo en Palestina contra los turcos, lanzando un asalto de infantería frontal amplio bajo la cubierta de los cañones de la Artillería Real mientras que al mismo tiempo los irregulares beduinos de T. E. Lawrence se filtraban y cortaban las líneas de suministro otomanas. Mao utilizó tácticas similares contra los nacionalistas y Ho Chi Minh contra los franceses y vietnamitas del sur.

John Arquilla, un asesor cercano al Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, comentó en 2007 que las “redes han mostrado incluso una capacidad de librar guerra frente a frente contra naciones-estado—con algún éxito. . . . Por lo tanto, la gama de opciones de que disponen las redes cubre un espectro completo del conflicto, planteando la posibilidad de un desvanecimiento importante de las líneas entre insurgencia, terror y guerra”.

Ron Tira, del Centro Jaffa en Israel observa que los actores híbridos son a menudo inmunes a la aplicación convencional de fuerza que emplean Israel y Estados Unidos: “El intento de aplicar el concepto Shock and Awe (Impacto e Intimidación) y el método de [operaciones basadas en efectos] contra una organización de guerrillas como Hezbolá es . . . similar a tratar de romperle los huesos a una ameba—usando fuerza que es ajena a las circunstancias, los hechos y la naturaleza de la guerra”.

Como su antecedente irregular, la guerra híbrida requiere una visión que aproveche la ventaja técnica de los Estados Unidos. Esto requiere más sensores no tripulados, aviones pequeños, armas de energía dirigida y guerra cibernética. Es esencial utilizar la energía dirigida y el ataque de redes, así como armar un orden electrónico de batalla a la brevedad posible, y la Fuerza Aérea puede tomar la iniciativa. El Teniente General David A. Deptula, sub-jefe de estado mayor de la Fuerza Aérea para ISR, ya está hablando de desarrollar rápidamente “fuegos electrónicos” (interferencia, energía dirigida y ataque de redes) y sacarlos de los anaqueles. Como la naturaleza del campo de batalla electrónico es muy fluida, puede que las jerarquías tradicionales no sean capaces de moverse con la rapidez necesaria para producir efectos en el campo de batalla. Deben aparecer organizaciones nuevas y descentralizadas, que combinen el espacio, ISR y el terreno para producir resultados.


Preparación para la Guerra Irregular
El Futuro no es lo que era antes.


Por el Coronel (USAF- Ret) John D. Jogerst.

Es indiscutible el valor del poderío aéreo en la contrainsurgencia, pero ésta última nunca será una lucha centrada en el aire

El poderío aéreo permite que pequeñas unidades que operan en terreno complejo creen, ocupen y exploten las alturas. La vigilancia de larga duración de áreas amplias y el reconocimiento aéreo inmediato permiten que las fuerzas amigas descubran al enemigo y anticipen sus acciones, reduciendo la capacidad del insurgente de controlar la iniciativa y lograr sorpresa táctica.

La movilidad aérea permite que las fuerzas amigas respondan a, busquen, o interrumpan contacto con los insurgentes, devolviendo la iniciativa táctica a las fuerzas del gobierno. Esto niega a los insurgentes la capacidad de lograr superioridad local mediante la concentración de fuerzas y limita el tiempo que tienen para llevar a cabo una operación. La movilidad aérea convierte efectivamente su táctica de concentrar fuerzas para lograr superioridad local en oportunidades para que las fuerzas del gobierno las identifiquen y destruyan.

El poderío aéreo proporciona a las unidades pequeñas potencia de fuego inmediata, precisa y escalable. El respaldo aéreo inmediato cambia la ecuación táctica de una paridad de potencia de fuego a una abrumadora superioridad de las fuerzas amigas. La precisión de los disparos con visibilidad y las armas con guía de precisión causa menos daño colateral que los camiones cargados de explosivos o los morteros del arsenal de los insurgentes. El poderío aéreo ofrece una gama de efectos desde saturación de área con armas de pequeño calibre (ametralladoras) hasta fuego de artillería (con el howitzer de 150 mm del AC-130) o la destrucción de blancos fortificados (con misiles Hellfire y otras bombas con guía de precisión). La fuerza amiga puede adaptar los efectos y dirigirlos con precisión para destruir insurgentes mientras limita el daño colateral.

La reciente creación de la Fuerza de Tareas Odin del Ejército en Irak refleja su entendimiento del valor del poderío aéreo y su buena disposición para pagar por ello.16 El Ejército creó una fuerza adecuada de aviones C-12, aviones no tripulados Warrior y Shadow, y helicópteros Apache controlados tácticamente por unidades de tierra estadounidense e iraquí para ver, acercarse, y dispararles a los malos elementos. El Ejército desvió recursos escasos para aumentar la capacidad provista por la Fuerza Aérea del teatro.

El poderío aéreo es sumamente importante para COIN. Tácticamente, ofrece a las unidades pequeñas la conciencia de situación, la movilidad y el poder de fuego necesarios para aplastar a los insurgentes y explota la vulnerabilidad de éstos impidiéndoles que concentren fuerzas o retengan posiciones fijas. Sin embargo, debemos tener cuidado de no exagerar el valor del poderío aéreo.

No se derrota una insurgencia matando a los insurgentes—salvo que se esté dispuesto a matar a un segmento completo de la sociedad cuyas quejas dieron lugar a la insurgencia. La estrategia de “control aéreo” de la Real Fuerza Aérea en Irak durante las décadas de 1920 y 1930, a menudo mencionadas como un buen ejemplo de COIN centrada en el aire, utilizó el poderío aéreo británico junto con fuerzas de tierra pequeñas para atacar a rebeldes concentrados y llevar a cabo ataques de represalias contra sus aldeas. Aunque tuvo éxito en coaccionar a las autoridades tribales locales y proteger las fuerzas de tierra, produjo sólo efectos temporales y no hizo nada para crear un gobierno local en la región. Naturalmente, los británicos no tenían intenciones de establecer instituciones locales que compitan con la influencia imperial. El poderío aéreo no puede proporcionar la presencia personal de un “policía en la esquina”, ni provee servicios comunitarios básicos.

Demostramos en Vietnam y Afganistán que las fuerzas militares estadounidenses pueden aniquilar totalmente a los insurgentes que se concentren o reúnan en formaciones militares convencionales. Como aprendimos entonces, y estamos aprendiendo ahora en Irak, es muy difícil para las fuerzas militares convencionales ubicar y tratar con una fuerza insurgente dispersa que se oculta activamente en áreas urbanas y dentro de la población.

Aunque tácticamente expertas, las fuerzas convencionales bien adiestradas son estratégica y operacionalmente ineptas para realizar contrainsurgencia

Un estudio RAND reciente explica este punto de forma clara y sin ambigüedades. Después de investigar brevemente la experiencia estadounidense en guerras menores anteriores a 1960 y de examinar mejor la Guerra de Vietnam y las operaciones actuales en Irak, encontró que las unidades pequeñas y flexibles sin la carga de doctrina y organizaciones convencionales pueden contrarrestar con éxito la actividad insurgente, directamente y trabajando con las fuerzas locales. Las fuerzas convencionales, a pesar de la buena planificación y doctrina COIN, la ejecutan sin éxito, reflejando una perspectiva y cultura organizacional a gusto con la batalla decisiva y la potencia de fuego pero no con las restricciones de las operaciones político-militar de largo plazo con aliados menos que competentes.21

En la “oleada” reciente de fuerzas de combate en Irak, aún vemos el deseo de buscar la batalla decisiva con los insurgentes y maximizar el uso de nuestra ventaja de potencia de fuego, a pesar del énfasis actual en la educación en COIN dentro del Ejército de los Estados Unidos.

La contrainsurgencia requiere fuerzas organizadas, capacitadas y equipadas para la misión

La Fuerza Aérea necesita tomar en serio el asunto de crear y sostener poderío aéreo local para COIN—creando la Fuerza Aérea de 100 alas sugerida por el Secretario de Defensa Robert Gates. En breve, debemos crear y sostener una capacidad de defensa interna extranjera (FID) para la Fuerza Aérea que pueda crear esas 60 alas adicionales no regulares para las naciones socias.

Para crear una capacidad FID institucional para la Fuerza Aérea y un grupo de expertos en COIN para realizar la misión se requiere establecer un ala permanente centrada en esta misión. ¿Por qué un ala? Porque luchamos, nos capacitamos y asignamos recursos de esa manera. La unidad debe consistir de un ala de capacitación técnica y un ala compuesta operacional, en partes iguales, a la medida para IW y COIN. Llamémosla un Ala IW con un Grupo FID como su componente de capacitación y un Grupo COIN como su brazo de operaciones.

El Grupo FID crearía poderío aéreo para la nación anfitriona o llenaría las brechas en su organización. Muchos países que enfrentan insurgencias o que albergan terroristas no tienen poderío aéreo efectivo.

Las fuerzas de guerra o de contrainsurgencia irregulares dedicadas no tienen que ser excesivamente grandes o costosas.

Las operaciones COIN exitosas requieren que la nación socia atacada por la insurgencia tome la iniciativa en las operaciones. Después de todo, la guerra es para determinar quién ejerce el gobierno sobre la población—y ése no es Estados Unidos. Por lo tanto, la nación socia debe proporcionar y pagar por el grueso de las fuerzas, y nosotros debemos limitar los equipos y sistemas a aquellos que ésta pueda pagar, operar y sostener.

La elección de no dotar los recursos a una organización y capacidad de IW/COIN dedicada es una falsa economía. La ausencia de un Ala IW nos obliga a usar medios convencionales para combatir conflictos irregulares. Cada día, el poderío aéreo demuestra que puede llevar a cabo la misión cinética en Irak y Afganistán, pero lo hace a un costo horrendo: 18 mil millones de dólares (8 mil millones en abastecimientos y 10 mil millones en operaciones y mantenimiento) para ejecutar la parte de operaciones de la Fuerza Aérea en Irak y Afganistán durante el año fiscal de 2007.

Gastar mil millones de dólares al año en una fuerza COIN dedicada en lugar de 18 mil millones eliminaría una presión considerable de las cuentas de sostenimiento y recapitalización de la Fuerza Aérea.

Las fuerzas de contrainsurgencia deben satisfacer nuestro criterio de victoria en la guerra irregular: Podemos volver a casa cuando la nación socia pueda hacerse cargo de la lucha.

Una potencia externa no puede “ganar” la guerra; ésta es una lucha por la legitimidad política entre facciones locales.

En las palabras de T. E. Lawrence, “No intente hacer demasiado con sus propias manos. Es preferible que los árabes lo hagan tolerablemente a que usted lo haga perfectamente. Es su guerra, y usted está para ayudarlo, no para ganarla por ellos”.28 Por lo tanto, pensamos sobre la victoria en términos de que la Fuerza Aérea Iraquí vuele Tucanos y Mi-17 en forma adecuada—no que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos vuele impecablemente los F-22 y CV-22.

2 comentarios:

  1. Interesante el retorno teórico a la NCW.

    ResponderEliminar
  2. En verdad la NCW es lo contrario a la Guerra Híbrida. La NCW ha sido otra futilidad y un callejón sin salido, igual que la EBO o el Impacto y Pavor.

    ResponderEliminar